miércoles, 9 de mayo de 2012

Ríe, ríe hasta que te duela cada músculo de tu cuerpo en cada carcajada que des. Ríe ante todo. Ante los problemas, ante la gente que no quiere que seas feliz, ante tus amigos, ante esa persona tan especial. No estés triste, no merece la pena. La vida está para vivirla. Si no eres feliz ahora ¿Cuando lo serás? Aprovecha cada instante como si fuera el último, porque algún día lo será. Las personas que te hacen llorar no valen la pena... ¿Sabes por qué? Porque nadie se merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

Me muerdo las uñas. Llego pronto a todos lados, nunca te voy a hacer esperar. Tengo muy poca paciencia y me agobio con facilidad. Nunca llevo bien pintadas las uñas, y subo las escaleras de dos en dos. Soy una desordenada, y me olvido de todo, excepto de las cosas bonitas que tú me dices. ¿Pero sabes qué? Podría hacerte mil y una fotos y empapelar todas las calles de la ciudad con tu cara. Y colarme en tus sábanas los martes por la noche y levantarme sin hacer ruido los miércoles por la mañana. Tengo la capacidad para echarte de menos cuando ya te has ido; la capacidad de quererte, como poca gente lo sabe hacer. Puedo sorprenderte todos los días con algo nuevo que jamás te podrías imaginar. Y quererte hasta explotar, y decir mil cursiladas solo porque te tengo al lado. Y tener la capacidad de parar el tiempo con un beso tuyo. Y quererte hasta la mañana siguiente, cuando el contador llega a cero, y entonces volver a empezar. Si me preguntas por una virtud, quizás te diga que mi única virtud eres tú, ¿pero sabes qué? de todos los defectos que pueda tener, ninguno se asemeja al temblor de piernas que me entra cuando te veo, a la sonrisa de tonta y a mi gran felicidad cuando veo esos ojitos.